Páginas

viernes, 1 de mayo de 2015


Es indudable que de nuestras comunidades brotan infinidades de gente talentosa, algunos les sobra genio pero le falta suerte, a otros sensatez, agudeza, perspicacia o chispa y la mayoría finalizan con un coctel de necedad, desacierto e ignorancia, hay que recalcar que el circulo de oportunidades es muy restringido; muy poco lo que se ha hecho por mejorar el prestigio en la práctica de las artes, si se consiguiera edificar infraestructura digna para el estudio de las habilidades artísticas igualmente para su difusión, en otras condiciones nos encontraríamos debatiendo; muy poco conocida es la anécdota de los NIÑOS CANTORES DE VILLA DE CURA: La televisión belga impresionada por la calidad de este grupo vocal, al observarlos en la beatificación de la MADRE MARIA DE SAN JOSE en el Vaticano, interesada en hacer un documental, arribaron al aeropuerto internacional de Maiquetía indagando donde quedaba el “conservatorio superior de música de Villa de cura”, contrariados al llegar, notaron techos de asbesto, pisos de tierra y bancos de madera artesanales, sorprendidos, preguntaban: ¿Como lograron hacer tal prodigioso grupo vocal?; el afamado trompetista cubano-estadounidense, Arturo Sandoval, en una de sus visitas comentaba, “contratan artistas extranjeros para el show de miss Venezuela, y tienen los mejores de América”. En nuestro sociedad actual cada día se aparta la formalidad rigurosa y el respeto para todo, se ha establecido otra formalidad como novedad, más permisiva, condescendiente y tolerante; estuve en un baile amenizado por un popular grupo musical, y recordé con nostalgia el privilegio de haber presenciado la formalidad de una orquesta de música popular bailable en otros tiempos, había disciplina, presentación impecable y el respeto por el público: El tema inédito de presentación, el saludo agradecido de el maestro director, se iniciaba el baile con un exquisito pasodoble, todas las orquestas tenían un guarachero, que interpretaba éxitos bailables para todos los gustos, con el imprescindible bolero y un repertorio variado, se finalizaba el set. Irrebatiblemente ya no es así, era otro tiempo. Buen provecho auditivo